¿QUÉ HARIAS?
El día del examen de matemáticas ha llegado, y todos han estudiado demasiado, tu estudiaste tanto que ahora que empiezan a repartir los examenes “te bloqueas” y olvidas todo lo que has estudiado, ahora tu mente está en blanco y tu estás en problemas.
Todo parece tan confuso que te imaginas que el examen está escrito en otro idioma o que quizá te equivocaste de salón, pero no es así todo está bien, tu eres el que está mal.
Estás tan nervioso que empiezas a temblar y en una de esas la mano con la que sostienes tu lápiz hace un extraño movimiento que tu lápiz sale disparado hasta el lugar de Gustavo. -Gustavo es el niño más aplicado de la clase- Te levantas para ir por tu lápiz y de pronto, sin esperarlo, te encuentras justo a un lado del escritorio de Gustavo y tienes acceso a TOOOOOOODAS sus respuestas. Aunque no lo planeaste así ahora tenias la oportunidad de.... de... de copiar! La intención original sólo era recojer tu lápiz y regresar a tu lugar, pero ahora inocentemente te encuentras con esta “gran” oportunidad. ¿QUÉ HARIAS?
a) Te olvidas de cualquier tontería de copiar, recojes tu lápiz y regresas a tu lugar.
b) Lanzas una tímida miradita al examen de Gustavo, al fin y al cabo ya estás ahí y tienes que aprovechar.
c) Olvidas el motivo que te hizo levantarte de tu asiento y te dedicas exclusivamente a memorizar cada respuesta del examen de Gustavo, luego regresas a tu lugar y cuando quieres contestar tu examen vuelves a recordar que tu lápiz sigue en el piso a un lado de donde copiaste.
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